Es el aliento de los hombres que silban,
y tararean llorando.
Con un martillo, martilleándose.
Y sacando el cuello perseguido
alertando a sus amantes venas.
Nacen las herramientas abiertas
de los pensamientos a golpes.
Se frota la tierra en su horizonte
esperándote desde los montes.
¡Empieza a mirar! ¡Vive de frente!
¡Recto! ¡Levantando hombros y cabeza!
Alerta a tu cuerpo,
y a las venas amantes, que hoy
nacen las herramientas abiertas
de los pensamientos a golpes.
Entre una frontera y mi tiempo
una guerra mirando a otra guerra;
¡donde los huesos no sirven, ni disparan,
para defender de pie a la tierra!.
Ruega la lluvia, se prostituye llorando;
-sonando a fulanas que lloran cementerios
dándose golpes contra el pecho de mantilla-,
y abona muertes borrachas y calaveras.
Se hunde la raíz lentamente
entre el estiércol profundo,
que busca la carne y el sudor lento
para un pecho que no hable.
Me duelen los niños hambrientos
que devoran un mendrugo,
los que tararean jugando.
Y llorando martillos acaban
martilleándose a pedazos.
Me duelen los niños hambrientos que devoran un mendrugo.
ResponderEliminarCada verso es un dolor y la esperanza de tu gran talento. Me ha sobrecogido. Genial. Un abrazo
Gracias Alfredo, es un honor siempre contar con tus visitas a mi blog. Un abrazo.
EliminarEl dolor deja sobrecogido el corazón. Fue lindo pasar por tus letras. Te sigo...
ResponderEliminarGracias por tu amable comentario. Un gran saludo!!
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