miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡VIVE!


Vendo mi tierra 
por árboles de tiernas infancias;
aunque me queme verla partida,
¡que no la den por muerta 
que me recomo viva!

El barro late entre lenguas húmedas,
y canta la niña, 
desde su ventana rota rociera.

La muerte estalla por un kilo de arroz
en las semillas de manos de crema,
que se besan como túmulos, hinchados,
hasta que se desposan,
como si fuesen esculturas de patrias muertas.

Nadie ha querido seguir 
más allá de una barca rota.

Lentos lutos de esposas
rompen en sus espejos desnudos              
el velo del valor, como el fruto.

Hoy, me da miedo observar como juegan, 
los cuervos, sobre los difuntos de mis ríos,
¡sobre las piedras resecas!,
que cincelan sus miserias dándome frío, 
para que la tierra muera.

Durmiendo va la mañana en su alfombra ganadera,
aunque me queme verla partida
¡que no la den por muerta
que me recomo viva!

Y canta la niña,
desde su ventana rota rociera.

4 comentarios:

  1. Como siempre Adelaida son preciosas tus letras hablando de la vida...
    un abrazo grande.

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    Respuestas
    1. Hola Maite, gracias por estar ahí, me alegra siempre saberte por mis letras y siempre deseando disponer de tiempo para pasearme por las tuyas. Abrazos!!!

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Gracias por vuestra visita a mi blog, espero que mis publicaciones hayan resultado de vuestro interés. Si me lo haces saber, mejor!!!!