Los abrazos quedaron rotos,
y los caminos deshechos
con heladas escarchadas.
Las lluvias serán diluvios
por el estado de mi lomo
acostado.
Ahora no soy ni alto ni bajo,
me he caído o me he dejado vencer
con los brazos cruzados.
Los colores se han consumido
uniéndose en un lienzo amaderado,
roto o desgastado.
¡Me han metido en el frasco de los pecados!
A nadie le afecta este gran trozo
que falta debajo de mi garganta,
ahora solo soy el yugo;
llevo tu carga, llevo mi carga.
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