domingo, 10 de mayo de 2015

¡VOLVER NIÑOS!



Se enteró la noche escrita
-y los tachones de los amaneceres-
que quise mis desdichas en el suelo
¡no en el centro de mi esfera!
y por meterme su risa en el cuerpo
he muerto serenamente triste.

Niña fui, más de una vez niña
de un vientre ya nacida.
Tendí a errar en un mundo turbio 
                                          que no quise
donde opacos son los niños de un mundo abierto
y la luz se aproxima dulcemente a llevárselos
para que trabajen agriamente contentos.

Alquilo una piedra en los paisajes de los niños
para tirarla sin alas y que vuelvan de su trabajo
-por las montañas limitadas-
a una vida que se dejaron.

Llegué con el aire de plástico 
                                                 roto en mis pulmones
respiré sueños y contenedores
me senté en una silla y esperé
a que me tocase el opaco tiempo acumulado.

En pequeños tránsitos
-quizás de enero a enero-
fui niña de pequeño anzuelo
                                              inexistente
de cúpula de estructura endeble
y de una profunda simiente
puesta desde las alturas con los dedos.

Mi sangre desde la distancia
llama a los cuerpos agolpados
                                                  en un universo giratorio
donde ruedan los niños 
                                        y escriben 
con los ojos apretados.

Mirarme como entono mi soledad
-desde una cueva callada-
y miro desde el monte mi cuerpo
sentenciando la noche como una avellana
-pendiente, amaneciendo-
y luchando contra el vacío del horizonte.
  
Yo quise que mis desdichas se fuesen
que no quedasen en el centro de mi esfera
ni llevarme la risa muerta en el cuerpo
pero he muerto serenamente triste.


1 comentario:

  1. Gracias Nilda Maia por tu visita y tu comentario en el blog. Es para mí un placer aceptar la invitación al tuyo. Abrazos.

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Gracias por vuestra visita a mi blog, espero que mis publicaciones hayan resultado de vuestro interés. Si me lo haces saber, mejor!!!!