domingo, 2 de marzo de 2014

EL NAUFRAGIO


Un pie en cada mundo,
 instantes, ¡segundos!,
bastan para sentir
...que llegamos tarde.

 Se nos parten los frentes 
 en medio de las voces
 que cogen de nuestro aliento,
 dejando trozos de cárceles y gargantas
esparcidos como un manto.

Nos chirrían hasta los dientes
 como cascabeles de serpientes,
se nos parte alguna rama sobre nuestro cuello
con un pie en cada mundo.

Si mi palma y mi dorso
 se acercasen con más ímpetu
a las arcillas de la tierra,
dejaría de ser un volcán perdido
 o un lunar en medio de ninguna parte.

Entre muchos pulmones cansados,
 ¡los míos!, 
que tienen que sostenerse
emborrachándose,
 bebiendo zumo de océano
en grandes sorbos de corrientes bravas 
de un inmenso río.

Por momentos, quisiera ser libre,
 ¡y suelto!,
para disolverme entre los remolinos
que nos bailan con sus tangos
 lejos del puerto.

Volaría más alto que las cimas
y  me llevaría los alientos de las ramas,
para no terminar 
en el cauce de nuestro cuerpo.

 Instantes, ¡segundos!,
bastan para sentir
...que llegamos tarde.

Cuando se asome el rocío,
tan visible y sonoro, 
lleno de cascabeles, 
quiero preguntarme:
¿logramos sobrevivir al naufragio,
o nos encontraron muertos
 en medio de alguna parte?




2 comentarios:

  1. Bello poema con un auténtico requiebro como final.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Juan por tu apreciación de mi poema, un gran saludo y disculpas por la tardanza en responder.

      Eliminar

Gracias por vuestra visita a mi blog, espero que mis publicaciones hayan resultado de vuestro interés. Si me lo haces saber, mejor!!!!