miércoles, 20 de noviembre de 2013

VENAS QUE YA NO LATEN.


Mis manos tatuarán 
los sombreros de la vida,
sacaré de mis yemas 
estas raíces secas,
¡enfermas!
Llenas de demonios galopando 
entre corceles llenos de hambre, 
como los rosarios bastardos que 
van comiendo de mi santo estómago,
sin alguna tripa que los sacie.

Me encojen  los temblores
y me doy a la vida,
junto a mis dientes 
afilando esperas.

Chirriantes son 
los cuchillos fríos de la carne,
que tiemblan hasta los aullidos, 
rastreando relojes
como venas que ya no laten.

                                                 


1 comentario:

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