La rendición de la soberanía
es la capacidad transitoria
de la mentira.
La cadena de favores cae
por el dominó de los inmortales.
La humanidad se desploma,
haciendo hueco, cayendo en coma.
Me he sentido cobarde,
ante y durante,
varias horas.
¡Nadie se acostumbra
a verse a solas!
¿Cómo he de ocultarme,
de mi misma,
retrocediendo las manillas de mi tiempo?
Pues... los sayos que me arrastran
vienen hoy a buscarme.
No he de implorar
por aquello que no me salve,
no he de pedir si no tengo
porque nunca lo he tenido.
Hoy solo quiero hablar
con la voz franca,
lucida y serena,
sin llegar a doblegarme
ante la caída de mi soberanía.
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