Me llena el hambre,
me sacia lo seco,
carbono e incienso
para las capas de mis huesos.
La hiedra y el bolero
es música de enredos,
pieza que se marcan
los pasos de las balas,
y del fusilamiento.
Me llama el vacío,
me gana el tiempo,
me presto al mono de las costumbres
y del acervo.
Cuervos del cuerpo
¡sacarme el brillo!,
que se me apagó
antes de tiempo.
No he sido clara,
ni soy espesa,
solo he sido
carne de presa.
Solo por ese aire, refugiada en el viento, quedara alguna musa de su pena y lamento, también en esas calles que dejo su alegría, cuando fue un chavalillo en tantas correrías ,desde allá donde esté, te contempla el poeta y henchido de alegría ve que en su tierra brota fresca y nueva poesía , sencilla no compleja Adelaida compone justo aquí en Torrevieja, desde halla donde esté, donde se marcho un día, dejó su casa sola y una huerta vacía.
ResponderEliminarHola Mudo, si lo he recibido y muchas gracias, como ves si está y muy bonito. Muchas gracias y un gran saludo poeta.
EliminarCon tantas formalidades y requisitos el poema que te he dedicado, se fue por no se donde, después de mas de dos horas componiendo, estoy perdido,digo desolado pue no lo recuerdo ya
ResponderEliminarUn saludo Adelaida, si lo has recibido comunícamelo El mudo.