Después de darme la extremaunción
me vi arrinconada, inservible,
incluso para los gusanos.
¡Me emparedaron!,
entre la madera, el cemento
y los recuerdos degastados.
Ni flores, ni bendición,
¡exijo la profanación!
Unos pocos llantos me bastaron
para levantarme del camposanto.
¡Ni llantos ni rendición!,
ahora respiro sin ventilación.
Vida latente que lucha sin explicación
alejándome del camposanto,
arrastrando penas y fango.
No importa mi destino,
mi hambre ya no es hambre.
Me levanto del camposanto
arrastrando penas y fango.
¡Exijo la profanación!
me vi arrinconada, inservible,
incluso para los gusanos.
¡Me emparedaron!,
entre la madera, el cemento
y los recuerdos degastados.
Ni flores, ni bendición,
¡exijo la profanación!
Unos pocos llantos me bastaron
para levantarme del camposanto.
¡Ni llantos ni rendición!,
ahora respiro sin ventilación.
Vida latente que lucha sin explicación
alejándome del camposanto,
arrastrando penas y fango.
No importa mi destino,
mi hambre ya no es hambre.
Me levanto del camposanto
arrastrando penas y fango.
¡Exijo la profanación!
En el claustro olvidado de nuestros miedos, profano mi propia muerte... :)... la abadía desconcertante del silencio en donde solo nuestra visceral bulla sacude nuestros tímpanos... Allí duele, pero es donde más se aprende... Bellas e interesante letras mi estimada...
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