Madre, te debo la vida.
Que la tierra tiemble por su seco,
por su quebrado barro agrietado…
¡Qué se parta en dos y me trague!,
¡qué me beba hasta saciarse!,
¡qué me tenga alimentándose de venas
a ver si ya late!
Me debo a la vida,
ofreciéndome en muerte.
La tierra es madre de nanas
y cunas de latidos y hambre,
te presto un sitio, por si la tierra llora por seca
y sangra como madre.
Sincera y claramente hermoso. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAbrazos. Rosa.