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martes, 18 de febrero de 2014

SOLO


¡Allá arriba!
me espera el invierno
que se ha sentado en mi mesa,
y se ha quedado mirando en mis ojos
el rocío que ha inundado los verdes pastos.

¡Yo!, soy como la angustia de los vientos,
que he quedado desconcertado
y reposando a tu cuerpo.

En mi memoria...
tus manos de almendras.

¡Agolpadas calenturas en mis retinas!,
porque me faltas...
¡Ay cómo me llora este cuerpo
que he terminado aborreciendo por ley!
y a su vida con el tiempo.

No lloro por viejo, ¡no!,
ni por el caldero frío,
ni por el helor de la cama
que duerme junto al cementerio de mi mente.
Lloro porque oscurezco como el talio
llenándome de plomo,
entre las escrituras del tiempo
y arrugado como un traje.

¡Allá arriba!,
entre el verde de los olivos
¡yo!, como los vientos,
que he quedado desconcertado
y reposando a tu cuerpo.

Entre mi memoria .....
tus manos de almendras.

¡Ay!, cómo me llora este cuerpo
que he terminado aborreciendo por ley
y a su vida con el tiempo.


2 comentarios:

  1. Me ha encantado este poema y este verso ¡Ay, cómo me llora este cuerpo,
    que he terminado aborreciendo por ley!,
    y a su vida con el tiempo. para enmarcarlo. Un Saludo

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