Incienso y mirra para el tajo,
que me voy perdiendo con la vida,
¿quiénes me cederán aquellos paños mojados?
¡Qué me cubran!, ¡qué me calmen!, ¡o qué me callen!
Suelo mojado, que pronto te has secado,
me vistes crecer,
dándome de tu polvo por mis caídas de miel.
Llamaste a las familias de las piedras,
¡que eran el aire de tu tierra!, cubriste mi lecho,
de hermosas familias primorosas sobre mi pecho,
mojaste mi herida en tus paños
quedándome durmiendo.
Me diste sepultura clandestina en rezos,
que acunaban dulcemente mi pecho.
¡Cubre estos huesos!, que ya descansan sobre tu lecho.
Suelo seco, ¡qué pronto tus ojos me han mojado!
que me voy perdiendo con la vida,
¿quiénes me cederán aquellos paños mojados?
¡Qué me cubran!, ¡qué me calmen!, ¡o qué me callen!
Suelo mojado, que pronto te has secado,
me vistes crecer,
dándome de tu polvo por mis caídas de miel.
Llamaste a las familias de las piedras,
¡que eran el aire de tu tierra!, cubriste mi lecho,
de hermosas familias primorosas sobre mi pecho,
mojaste mi herida en tus paños
quedándome durmiendo.
Me diste sepultura clandestina en rezos,
que acunaban dulcemente mi pecho.
¡Cubre estos huesos!, que ya descansan sobre tu lecho.
Suelo seco, ¡qué pronto tus ojos me han mojado!
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