Qué despierten mis ojos cansados que un día cerraron.
Qué me devuelvan las ganas que reposan
junto al cemento de madera pesada;
la cárcava de mi nicho
me cierra el aire y me muestra los cielos, ¡pero no te veo!
¡Qué despierten mis ojos sellados,
que sin ti se cerraron!
No hay paraíso si hay dolores,
no hay descanso si noto que por mi lloras,
no quiero coronas ni flores hermosas
que me claven los alfileres de las espinas con las rosas…
¡Te siento llegar notándote llorar!
No hay paraíso si hay dolores,
en mi descanso por favor ¡no me llores!,
¡Qué despierten mis ojos sellados, que sin ti se cerraron!
Qué me devuelvan las ganas que reposan
junto al cemento de madera pesada;
la cárcava de mi nicho
me cierra el aire y me muestra los cielos, ¡pero no te veo!
¡Qué despierten mis ojos sellados,
que sin ti se cerraron!
No hay paraíso si hay dolores,
no hay descanso si noto que por mi lloras,
no quiero coronas ni flores hermosas
que me claven los alfileres de las espinas con las rosas…
¡Te siento llegar notándote llorar!
No hay paraíso si hay dolores,
en mi descanso por favor ¡no me llores!,
¡Qué despierten mis ojos sellados, que sin ti se cerraron!
El alma nutriéndose de tierra, de madera y lápida... sin la presencia del ser amado, sólo una vez más voz que se quiebra, que enmudece, que se queda sin poder mirar, sin retener en la mirada, de nuestros grandes ojos de niños nacidos para amar, el alma del ser amado
ResponderEliminarGracias Pruden por el comentario!
ResponderEliminar